Desde su encarcelamiento en ADX Florence, Joaquín «El Chapo» Guzmán ha sufrido un deterioro significativo en su salud física y mental. Su régimen de aislamiento ha exacerbado condiciones como hipertensión y ataques de ansiedad. La falta de contacto humano y el confinamiento extremo han generado una vida “aburrida, solitaria y triste”, según su abogada.
El exlíder del Cártel de Sinaloa ha manifestado que su estado de salud se ha visto afectado por dolores de cabeza, estrés y problemas de sueño. Además, ha solicitado un nuevo juicio, alegando un trato cruel en prisión.